jueves, 21 de enero de 2010

Y nos dejabamos caer hacia el destino



Una y otra vez me seduce el vício, nadie espera ya por tu cariño.
Repugnancia fatal, insaciable la sed del mismo temor, larga yá los huesos ser inmortal.
El destino cruel que todo me cobra, luego faltará lo que ahora sobra.
Perdiendo el tiempo hay mucha humedad adentro mio.

¿O és que toda mi vida te vas a sentir como ayer? Me quiero olvidar, la cara del payaso que me quiso matar.
La tristeza me buscaba, golpeo la puerta y se marcho al otro lado del dolor.

No lo veo, ya es un mal oficio y no lo ves...

Una y otra vez los males siempre vuelven, una y otra vez, nadie espera ya. Cerrar los ojos y escuchar el porvenir de tu verde hiel, pensar que solo el suelo de tu piel podrá traer con seguridad la miel. Que mentira, que engaño. Porque entre domingo y lunes me sobra tiempo para pensarnos. A pasos forzados no hay nada viejo bajo este sol donde todo dura nada. Caminos, todos tenemos un camino própio, cada cual en su propio ajedrez. La jugada en cambio constante.

Nunco hubo antes no habrá después tan sólo durante.

¿Quién quiere estar girando por siempre
mirando su ombligo?